COnsultas SOBRE EDUCACIÓN EMOCIONAL

La salud es algo a trabajar en las intervenciones educativas ¿En que aplicaciones prácticas podemos adoptarlas?

Entre las ventajas de la educación emocional para la incorporación al mundo laboral están las siguientes: autogestión emocional en el momento de superar las pruebas de selección de personal (prevención de ansiedad y estrés), mayor competencia social en el momento de superar una entrevista de selección de personal, mayor tolerancia a la frustración en el caso de no ser seleccionado (cosa altamente probable) que comporta no
perder el entusiasmo para continuar intentándolo, resiliencia ante la adversidad, creatividad en el momento de dar respuestas inmediatas, etc. Todo esto se ha demostrado que aumenta las probabilidades de conseguir un empleo, ya que en igualdad de condiciones, las empresas prefieren a las personas que manifiesten un claro dominio de estas competencias.

Las inteligencias múltiples y la inteligencia emocional se pueden desarrollar a través de formación específica para ello. Hay que desechar la falsa idea de que esto es fácil de conseguir. Las competencias emocionales son de las más difíciles de desarrollar. Por esto se ha creado en la Universidad de Barcelona el Postgrado en Inteligencia Emocional en las Organizaciones, con la intención de formar especialistas que puedan contribuir a introducir dinámicas y procesos de inteligencia emocional en la empresa.

En las últimas jornadas sobre educación emocional se habló de la salud como un elemento importante a trabajar en nuestras intervenciones educativas. ¿Qué elementos esenciales destacarías derivados de las últimas investigaciones científicas? ¿Qué aplicabilidades prácticas podemos encontrar que nos sirvan de ejemplo para poderlas realizar o adaptar en nuestro quehacer profesional?

Se ha observado una relación entre emoción y salud a través de la acción fisiológica de las emociones. Es decir, las emociones son una reacción fisiológica del organismo que tiene efectos sobre la salud. Cuando experimentamos una emoción podemos tener taquicardia, tensión arterial, sudoración, rubor, temblor en las piernas, mariposas en el estómago, etc. Esto solamente es un reflejo de los profundos cambios fisiológicos que se producen en el cuerpo como consecuencia de las emociones:

secreciones hormonales (por ejemplo adrenalina) y de neurotransmisores (por ejemplo serotonina). Esto explica que emociones negativas, frecuentes e intensas, pueden tener efectos sobre la salud.

Se ha demostrado que las emociones negativas contribuyen a disminuir las defensas del sistema inmunitario, así como las positivas las aumentan. Esto significa que en la medida que experimentamos emociones negativas tenemos más probabilidades de contraer ciertas enfermedades; mientras que si procuramos dosificarnos con emociones positivas, aumentamos las probabilidades de mantener una buena salud.

Se ha demostrado que las emociones participan en un gran número de enfermedades como: trastornos cardiovasculares (enfermedad coronaria, hipertensión), trastornos gastrointestinales (dispepsia funcional, úlcera péptica, gástrica o duodenal, síndrome de colón irritable, síndrome de intestino irritable, colitis ulcerosa, esofaguitis), trastornos musculares (tics, temblores musculares, contracturas, lumbalgias, cefalea tensional, dolor miofacial, bruxismo), alternaciones del sistema inmunológico (cáncer, evolución clínica del síndrome de inmunodeficiencia adquirida, artritis reumatoide), etc.

En el libro Psicopedagogía de las emociones (Ed. Síntesis) se aportan más datos sobre las múltiples relaciones entre emoción y salud. Lo cual es un argumento más para fundamentar la importancia y la necesidad de la educación emocional, con el objetivo de adquirir competencias que nos permitan regular mejor las emociones yh construir el bienestar emocional.

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